Sin duda alguna que en nuestro mosaico cultural habrá quienes disientan con respecto de lo hasta ahora expuesto. He defendido y defiendo la libertad de expresión de toda persona. Como, sin duda alguna, me pronuncio por una sociedad que respete a quienes se identifican con una expresión cultural, ahora reconocida, como parte del patrimonio cultural de la humanidad.
En la charrería, el caballo, sus arreos, la montura, el traje de charro, el traje de Adelita, de china poblana, de charra, llevan en sí mismos las razones históricas y las tradiciones que expresan e identifican a nuestro país ante las diferentes manifestaciones culturales del resto de los países. Símbolo de mexicanidad, que es producto del mestizaje de las culturas que nos dan origen y que nos hacen únicos.
He practicado la charrería desde mi infancia, me ha hecho vibrar de emoción y me ha hecho sentir el profundo orgullo de ser mexicano. Mi gratitud es inagotable a don Mario y a don Luis, quienes me enseñaron este maravilloso legado. Asumir la charrería no solamente como una actividad llena de tradición e historia ni como un arte-deporte, sino como una actitud de vida, es algo que miles de mujeres y hombres lo llevan a cabo cultivando y promoviendo los valores que la charrería misma representa y que son, a la vez, valores de amor y respeto por México.
Todos los días padecemos problemas e interrogantes que evidencian una falta de identidad y rumbo a nivel nacional, a pesar de que las respuestas están en nuestra riqueza cultural con profundas raíces históricas en nuestro país.
En forma cotidiana, en el transporte, en las vialidades, en nuestras colonias o ámbitos laborales, padecemos la falta de respeto no sólo entre las personas, sino para con ellos mismos.
El charro sabe y siente el orgullo de serlo, pero, sobre todo, se respeta a sí mismo como tal y lo que ello implica. Se debe comportar como todo un caballero, no solamente en el Lienzo Charro, sino, lo más importante, en donde más valor se requiere, en el lienzo de la cotidianidad, en el lienzo de la vida.
Hoy necesitamos asumir con responsabilidad esta herencia cultural que ahora es patrimonio de la humanidad, para que las generaciones que nos sucedan también puedan admirar, disfrutar, cultivar y promover la riqueza cultural de nuestro México y ahora de la humanidad.
Twitter: @asalinastorre
por ARMANDO SALINAS TORRE
tomado de http://www.excelsior.com.mx/opinion/armando-salinas-torre/2016/12/07/1132664
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La charrería, patrimonio cultural de la humanidad
La riqueza cultural de nuestro país ofrece un motivo más de satisfacción, responsabilidad y alegría.
07 de Diciembre de 2016
El 1° de diciembre, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés) declaró a la charrería como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad, gracias a la iniciativa de la Asociación Nacional de Charros, AC, después de un proceso de evaluación en el que participaron la Secretaría de Cultura del Gobierno de la República, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia.
El expediente aprobado en la 11ª Sesión del Comité Intergubernamental para la salvaguarda del patrimonio cultural contó con la totalidad de los votos de los 24 países miembros. Se ha informado que las declaraciones resultado de una amplia investigación documental y de campo que describe a la charrería como una tradición ecuestre, cuyos orígenes se remontan al siglo XVI, cuando, a raíz del establecimiento y auge de las haciendas ganaderas en el centro y norte de México, la convivencia entre los charros de las diferentes fincas que se reunían, convirtieron las faenas de campo en motivo de alegría, sana competencia y articulación social, lo cual fue el origen de la charrería mexicana, que permitió manejar el ganado mientras se montaba a caballo y que se distinguía, entre otras cosas, por el uso de la silla de montar tan peculiar y el manejo de la reata o soga con destreza y elegancia.
Con el tiempo, esta alegre convivencia fue evolucionando hasta consolidarse en lo que ahora es el arte-deporte de la charrería, cuna de hombres y mujeres de bien y una de las expresiones culturales de mexicanidad más auténtica. Vestirse de charro es vestirse de México, dice Benítez Carrasco, y vestirse de México es vestirse de caballero, sabiendo bien que lo segundo no precisa de lo primero.